Día ocho. Veintiséis de Diciembre de 2016.
El día comienza temprano en Playa Larga, hoy la ruta era suave, alrededor de 35 km para llegar a Playa Girón bordeando toda Bahía de Cochinos.
Este era uno de los trayectos que más ilusión me hacía recorrer, rodear la Bahía con la bici era espectacular en mi mente y luego,*la realidad no defraudó ese pensamiento.*
Llegamos hasta un lugar dónde nos habían recomendado que parásemos, la Cueva de Los Peces, y así hicimos, paramos a desayunar y a tomar un baño en la cueva. *El lugar era precioso.*
Este lugar estaba aproximadamente en la mitad del camino entre Playa Larga y Playa Girón.
Ruta: Playa Larga – Playa Girón (35,9 Km).
Continuamos el paseo rodeados de unos paisajes de ensueño hasta que, *llegamos a Playa Girón.*
Luego nos adentramos en la playa, yo quería pisar el lugar dónde en el año 1961, los exiliados cubanos liderados por la administración Kennedy, intentaron invadir la isla para poner fin a La Revolución, lo que no sabían es que la revolución era imparable y la victoria de Cuba en esta invasión alimentó más si cabía aún, el amor del pueblo a Fidel. Ahora mismo *estaba en un lugar histórico.*
Encontramos una casa para ambos por 15 CUC (15€) el mismo precio que pagamos el día anterior, así que bien.
Llegamos pasado el mediodía, así que dejamos las cosas en la casa y fuimos de nuevo a comer pizza por 12 pesos cubanos (0,5€), la base de nuestra alimentación. Luego decidimos ir al museo Girón, memorial dedicado a la batalla librada por el pueblo de Cuba contra las tropas mercenarias de origen cubano, apoyadas por fuerzas aeronavales norteamericanas, que trataron de invadir al país del 17 al 19 de abril de 1961.
Uno de los vehículos de guerra expuestos en el museo.
Una de las cosas más interesantes del museo es un video de unos 15 minutos que explica perfectamente lo que ocurrió. Aquí muy a de extranjis, *grabé unos pocos minutos del mismo*, no tiene desperdicio este elemento tan propagandístico propio de otra época.
El museo tenía muchos elementos interesantes, pero entre ellos destacaría la ley de reforma agraria implantada tras la revolución:
Luego de ver el museo, fuimos a la oficina de Vía Azul, la empresa municipal de buses para extranjeros, la chica me dijo que los buses suelen venir llenos y que no es fácil que pueda meter la bici por el espacio, pero que si había espacio sin problema. También nos contó que como es temporada alta, a veces los buses vienen llenos camino a Cienfuegos, y en ese caso tendría que coger un colectivo que por aquella zona no era fácil de conseguir, y menos con espacio o parrilla para la bici.
Aún no compramos nada porque nos dijo que hasta las 18:00 no sabía si había o no huecos en los buses. Así que para completar la tarde decidimos ir a Caleta Buena, un lugar que está a 8 km de Playa Girón, un breve trayecto en bici de unos 40 minutos. La verdad que la bici ya va realmente mal, he perdido otro piñón para cambiar y ya sólo dispongo de plato mediano, y piñones 2, 3, 4 y 5.
Caleta Buena
Esto, unido a las dificultades de viajar con la bici en los transportes públicos y mi poca habilidad montando la misma, hacía que la idea de deshacerme de ella cogiese fuerza por momentos. Es más, en el camino de vuelta de Caleta Buena a Playa Girón decidí que la iba a vender ante la primera oferta razonable que me hiciesen. Ya me habían hecho varias, así que pensé que no sería tan difícil venderla.
A la vuelta a Playa Girón lo primero que hacemos es volver a la oficina de Vía Azul, James compra su billete para La Habana sin problema, pero para mí la cosa era algo más incierta. La chica hasta mañana no sabría si el bus tiene espacio libre, y además de mí, había mucha más gente que quería cogerlo. Me dijo que si no había espacio en el bus podía tomar un colectivo, que ella lo organizaba también, así que de uno u otro modo llegaría, el problema es que no sabría si había espacio para mi bici en el bus o en el colectivo.
Esto hizo que ella y yo empezásemos a hablar sobre alternativas que tenía para la bici, y la conversación llegó justo al punto donde yo quería llevarla. Me dijo: “si quieres dejarla aquí, yo te la compro”. Entonces le dije que podría ser una opción, me preguntó que cuánto quería por la bici, yo le dije que se la vendía por lo mismo que me habían ofrecido y era lo que esperaba obtener 130 CUC (130€).
Era por lo que quería venderla, la bici me costó a inicios de 2015, 100.000 pesos colombianos (unos 33 €), luego, antes de realizar mi viaje, la arreglé y le hice bastantes y necesarias mejoras por 300.000 pesos (100€). Así que venderla por 130€ estaría bien. Sabía que por la carencia de las Mountain bikes en la isla podría venderla más cara, pero no quería especular con ella.
Con un buen trato en el que ambas partes estuviéramos contentas me valía. A ella le parecía un precio genial y a mí también, así que cerramos el trato y me dio el dinero en ese mismo momento.
La verdad que para un ciudadano cubano gastar 130 CUC era un pastizal, teniendo en cuenta que el salario de un médico es de 60 CUC al mes… Ella tenía muchos billetes, su sueldo vendiendo billetes de bus en la empresa municipal no creo que pase los 40 CUC al mes, pero parece que la redistribución de los viajeros que no tenían hueco en el bus e iban en colectivos, era un próspero negocio.
Así terminó mi aventura con la bici en la isla, la verdad había sido un desahogo, me había dado cuenta de que si quería llegar a Santiago, con la bici iba a ser tremendamente difícil (sino imposible).
El viaje había cambiado, ahora en la otra mitad, iría caminando, no descartaba alquilar alguna bici para trayectos alrededor de las ciudades que visitaría, pero ya era una vaina totalmente diferente.
Con James contento con su billete a La Habana, y yo contento con mi bicicleta vendida termina el día.
Publicado originalmente el 30/03/2017.